La vida importa poco. La única parte que merece la pena es aquella que satisface los instintos. Al menos para el protagonista de esta novela, Carlos.Un personaje duro que no siente la más mínima empatía por lo que le rodea, por quienes le rodean. La violencia es una herramienta. La sangre, una consecuencia. El sexo, una de las pocas salidas. El alcohol y las drogas, los vehículos en los que poder alcanzarlas.No hay reglas ni sentimientos. Tan sólo un puñado de recuerdos que se empeñan una y otra vez en salir a flote para recordarnos que en el pasado éramos muy distintos. O quizás no tanto.Con una infancia vinculada a un cementerio, el protagonista de esta novela ha dado tumbos entre sus incertidumbres, sus anhelos y sus desconciertos hasta convertirse en uno de los matones de los jefes mafiosos que pululan por las sombras de Madrid. Escondido tras una identidad falsa, tendrá que codearse con su familia, con fantasmas del pasado, con su novia y con lo peor de cada casa que sobrevive en los tugurios.Memorias del cementerio es una historia de sexo, violencia y rock’n’roll, donde el amor resulta un mero recuerdo y un anhelo. Los demás no existen; sus problemas, tampoco.