Eduardo Vara
Eduardo Vara Robles, que tenía mucha prisa por nacer, llegó a este mundo un domingo de primavera de 1975 en Vitoria-Gasteiz durante un intercambio de camillas de camino a la sala de partos. Desde muy pequeño demostró su fascinación por las buenas historias y, además de quedar embobado frente al televisor cuando programaban dibujos animados o con solo hojear un buen cuento, tenía la peculiar costumbre de atormentar a sus familiares con sus delirantes creaciones garabateadas en cualquier hoja, grabadas en casetes o representadas con sombras chinescas. Con once años y, para sorpresa de muchos, entró en un seminario y allí, tras siete años aprendiendo más que suficiente sobre teología católica e historia de la Iglesia, terminó perdiendo su fe en la religión, pero no en la humanidad. Actualmente vive en la ciudad de Barcelona, donde lleva años compaginando el ejercicio de la Pediatría con su labor como escritor. “El diablo en la Sixtina” es su primera novela.
El diablo en la sixtina
Clay, un inquieto yorkshire, ha sido el único testigo de la muerte de su joven amo Toni, un profesor de Historia del Arte de un instituto barcelonés.
Todos, incluyendo Julia, la hermana del difunto, creen que se ha tratado de un suicido tras descubrirse el cadáver del pelirrojo ahorcado de la lámpara de su
habitación. Y, sin embargo, si los perros hablaran…
Clay aún puede sentir el rastro del intruso que estuvo con su dueño justo antes de morir. Afortunadamente, los remordimientos de Julia la empujarán a
investigar la muerte de Toni y, en compañía del padre O’Donnell, un joven jesuita también historiador, terminará viajando a Roma para saber más de la tesis sobre
el Juicio universal de Miguel Ángel que su difunto hermano había comenzado, pero que nunca terminó. Una búsqueda que se entrelaza con la
narración histórica del proceso de creación del famoso fresco de la Capilla Sixtina durante el Renacimiento y, retrocediendo hasta la Roma del siglo IV, con
la crónica llena de sufrimientos de los primeros cristianos por culpa del ambicioso Majencio y sus maquinaciones para hacerse con el control
del Imperio.
Tres épocas distintas… tres historias… y, como núcleo central de todas ellas, una clave común que traspasa el tiempo y consigue iluminar las dudas sobre la
muerte de un ahorcado, los secretos ocultos tras el Juicio universal y una batalla épica que acabaría cambiando el curso de la historia.