El mar sigue siendo azul (Fernando Martínez López / Editorial Baile del sol)

Pedro Fenoy Salcedo nace en Palomares en el mismo instante en que el cielo se rompe debido a un tremendo accidente aéreo que libera su carga de bombas nucleares. Nada será ya igual en el pueblo, invadido por un ejército estadounidense más preocupado por recuperar una de las bombas que por la salud de sus habitantes, amenazados por la invisible mano de la radiactividad. Pero no es lo único que desean los americanos, existe un codiciado objeto que también viajaba en uno de los aviones siniestrados. Su búsqueda dará lugar a un triste desenlace que afectará a la familia de Pedro Fenoy Salcedo y también revivirá fantasmas del pasado que se remontan a la Segunda Guerra Mundial, cuando la ciudad alemana de Dresde sufrió un masivo bombardeo por parte de las fuerzas aliadas.            Palomares es sometido en apariencia a una exigente tarea de limpieza y remozado. En realidad, el pueblo se ha convertido en un gigantesco laboratorio donde poder estudiar los efectos nocivos de la radiactividad, un detalle que fomenta el interés de las autoridades estadounidenses y que cuenta con la total connivencia del régimen franquista. Debajo de la alfombra se guarda lo que nadie quiere ver, lo que Pedro Fenoy pretende desvelar con los años haciendo de ello el estandarte de su vida. A pesar de todo, la normalidad intenta imponerse en la vida cotidiana, el mar sigue siendo azul, y el amor brotará de la tierra arrasada con su carga de pasión, felicidad y dolor.